Lily Collins convierte la promoción de Emily in Paris en una pasarela global
La promoción de la nueva temporada de Emily in Paris dejó de ser una gira de prensa para convertirse en algo mucho más preciso: un desfile global sin pasarela. En cada ciudad, en cada aparición pública, Lily Collins activó una secuencia de looks que funcionan como capítulos visuales de una misma narrativa.
Aquí no hay improvisación. Hay dirección creativa, lectura de marcas y una comprensión clara de cómo la moda hoy comunica tanto como la propia serie.
@lilyjcollins
Un armario que funciona como calendario internacional
Durante esta promoción, Lily Collins ha transitado por un mapa de casas que definen el lujo contemporáneo desde distintos ángulos:
Saint Laurent, Balenciaga, Fendi, Schiaparelli, Chloé, Lanvin, Roberto Cavalli, Magda Butrym, Alessandra Rich y Patou.
Cada elección responde a un código distinto, pero todas comparten una idea común: imagen con intención.
Saint Laurent aporta tensión y silueta afilada.
Balenciaga introduce estructura y poder visual.
Fendi equilibra elegancia y herencia.
Schiaparelli juega con lo escultórico y lo simbólico.
Chloé y Patou suavizan con feminidad controlada.
Magda Butrym y Alessandra Rich dialogan con lo romántico desde lo contemporáneo.
Roberto Cavalli suma dramatismo y presencia.
No es una suma de outfits: es curaduría.
Promoción como formato editorial
Cada look ha sido pensado para ser fotografiado, compartido y archivado. Los espacios —hoteles, trenes, interiores clásicos, pasillos, ascensores— funcionan como escenarios neutros donde la moda toma protagonismo.
La actriz no “interpreta” a Emily: expande su universo. La serie se promociona desde la imagen, no desde el discurso.
Moda que construye personaje fuera de la pantalla
Este tipo de estrategia confirma algo clave en el sistema actual: los personajes ya no viven solo en la ficción. Se construyen en paralelo, en alfombras, photocalls y apariciones cuidadosamente calculadas.
La moda actúa aquí como lenguaje narrativo. Cada silueta, cada textura, cada color refuerza una idea de sofisticación pop que conecta directamente con la identidad de la serie.
Las casas de moda como aliadas culturales
Las marcas implicadas no aparecen como patrocinadores, sino como socios de relato. Participan en una operación de visibilidad global donde la moda se convierte en herramienta de storytelling.
Este tipo de promoción marca un estándar: la serie se comunica como una marca de lujo.
Un desfile sin final
No hubo pasarela, pero sí secuencia.
No hubo front row, pero sí mirada global.
No hubo colección, pero sí concepto.
La promoción de Emily in Paris demuestra que hoy el lujo se mueve, se adapta y se multiplica en imágenes que no solo se ven: circulan.
Global — Promoción oficial Emily in Paris
Texto: Johan Falcón – MANGI Magazine

